Hoy en día, un docente debe contar
con ciertas competencias genéricas y específicas que lo conciban verdaderamente
como un profesional competente. Al respecto, reflexionando sobre mis
competencias docentes, me doy cuenta que hay ciertos atributos que he
desarrollado de una manera muy aceptable, pero también hay otros atributos que
he dejado relegados por causas diversas. A continuación, pretendo hacer una
meditación de las fortalezas y debilidades de mis competencias docentes.
En primer
lugar, me gustaría señalar mis fortalezas. Por ejemplo, en cuanto a mis competencias académicas, creo tener un adecuado conocimiento y dominio de los
contenidos del campo curricular que atiendo: la asignatura de Inglés en un
bachillerato tecnológico. Es decir, tengo 600 puntos en el examen TOEFL, el
First Certificate in English y la certificación TKT; cuando el requerimiento mínimo
para un docente de nivel medio superior solo es tener 450 puntos en el examen
TOEFL. Además, tomo muy enserio mi formación continua y actualización; y para
prueba de ello basta un botón, ya que estoy estudiando la Maestría en Educación
Basada en Competencias. Del mismo modo, procuro asistir a todos los cursos de
capacitación docente ofrecidos por mi institución educativa. En cuanto a mis competencias organizativas, procuro siempre planear mis clases por medio de
secuencias didácticas que incluyan participaciones en eventos interescolares.
Asimismo, propongo en mis planeación material didáctico y técnicas de
aprendizaje pertinentes a las necesidades del perfil de egreso de mis alumno y
de su entorno. De la misma manera, en el caso de las competencias comunicativas,
me doy a la tarea de evitar las agendas ocultas con mis estudiantes ya que si
ellos son afectados por alguna mala comunicación, también soy afectado yo, pues
se mermería el aprovechamiento de los estudiantes y yo no lograría mis
objetivos instruccionales.
En segundo
lugar, me permito abordar mis debilidades en mis competencias docentes. En el
caso de las competencias
académicas, me falta desarrollar más el atributo de diseño y aplicación de
formas de evaluación cuantitativas y cualitativas ya que es aun, para mí, muy difícil
integrar en mi planeación una evaluación bajo el enfoque por competencias
porque no logro entender totalmente el uso y creación de las rúbricas y de las
escalas estimativas. Conjuntamente, mis competencias organizativas carecen de
una planeación colaborativa de un proyecto institucional. A pesar de mi,
relativamente, larga experiencia laboral, no he logrado administrar mis esfuerzos
educativos hacia un plan integral y multidisciplinario que sirva al alumno a
conectar todo sus saberes y actitudes en un mismo proyecto. Lo anterior, es una
cuestión cultural y psicológica muy fuerte que me impide avanzar en mi profesionalización
docente, ya que trabajar con más personas en la planeación de algo en común es
muy complicado por los fuertes intereses y conveniencias que están en juego. También,
dentro de mis competencias didácticas, noto que carezco de la habilidad de
trabajar con juegos y técnicas lúdicas que alegren mi labor docente; a pesar de
ser este un aspecto que mis alumnos me solicitan: tener una clase divertida. Más
aun, respecto a mis competencias integradoras, carezco totalmente de la habilidad
de integrar a estudiantes con Necesidades Educativas Especiales porque, para
empezar, mi formación de educación superior es en negocios, o sea, no tengo
fuertes bases psicopedagógicas para actuar eficientemente en mi aula de clase; y,
para terminar, ni siquiera sé que es tener Necesidades Educativas Especiales. Quiero
pensar que tener NEE es cuando se es ciego, o se tiene algún tipo de síndrome,
y al respecto yo no podría aportar nada por mi nula formación y capacitación en
esa área.
En
resumidas cuentas, mis competencias docentes fuertes y débiles son muchas, pero
considero que ambas pueden ser mejorables en la medida en que yo me dé a la
tarea de cambiar mi práctica docente. No debo dejar, sobre todo, que mis
debilidades en algunas competencias docentes se mantengan como están por más
tiempo. Hoy soy consciente que debo perfeccionar lo que hago. No basta con
dominar contenidos y planeaciones, más bien debo ser más incluyente y aceptar
trabajar colaborativamente por el bienestar de mis estudiantes.
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